Sueños esparcidos ©


By Ben Bustillo – Prohibited its reproduction

Agarrando sus dos manos un niño camina a su destino,
Con el frío de una angustia y un deseo,
Salta, sueña, ríe y canta burlando en el camino,
Con el ansia de la noche que cubre su empecino...

Recuerda a la voz que una vez entre una vida,
Reiterando un amor que nunca vino,
Fueron días y pocas noches las que sintió,
Pero residía en su memoria como sangre
Hirviendo, y llevando vida dentro su alma,
Cada día, cada noche, muchas horas
Con demasiados sentimientos...

La madre repetía intensamente,
No te llenes tu alma con esas aflicciones,
Él es hombre de muchas hembras en su ambiente,
Sin corazón que alimente un amor filial o que lleve sangre hacia su alma...

- Mamá - decía el niño entre susurros, “es mi padre
Y no acepto que lo definas como tal”,
Un niño de pocos años y mucha luz,
Ilustrando a la madre rencorosa...

Es cierto que son dos que se necesitan,
Para una existencia cambiar de cursos alejados de un sentido,
Pero vidas creadas dentro de esos ámbitos habidos,
Son ajenos a palabras dañinas que envenenan querubines.

Los sueños de sentir entre sus brazos,
Y escuchar las historias sin fin existiendo en su regazo,
La voz que entre vientos del día y de la noche,
Se acercaba una vez pero en el horizonte se perdía...

El camino se hacía largo y en su vislumbro,
Crecía el cuerpo y el alma se atrasaba,
Juntando almas pegadas a su lado,
El niño en hombre se convertía...

La voz que vivía entre sus sueños,
No era ya más que un susurro perdido en un espacio
De memorias, rencores y un pecho encrespado,
Buscando razones se perdía de en brazos tras otros brazos...
Se hereda unos dicen lo que existe entre los humanos,
Cambiando solo aquello que en su memoria no quería,
Ser el padre que en su historia era marchitada,
Y que a sus retoños decía nunca negaría.

Padre, hijo murallas fabricadas, emociones que en vano se buscaban,
Ideas de encontrarse en su mente se aferraba,
Y quien sabe cómo el hijo respondería,
A la insistencia del antecesor que esperaba entre algunas sombras...

El tiempo pasó dejando huellas sin figura,
Cuando noticias le llegaron de su partida,
Era el hijo que clamaba una deuda a la vida,
A quien sorprendió la tumba en una vereda perdida...

Adiós al primo, hijo y sobrino,
Consuelos de culpa confundidos con fanatismo,
La verdad es que deuda es y callarla no se debe,
Pero el adiós y razones nunca las dijo...

Padres de esperma abundan en la vida,
Uno más que se pierde en otra penumbra,
Pero el niño aquel que una ansia sujetaba,
Se fue hecho un hombre sin conocer nunca su padre...

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