Un Pueblo en el recuerdo ©
By Ben Bustillo Angulo – Prohibited its reproduction
En el pueblo de la familia Angulo,
Un arroyo recorría la ribera del camino de la entrada,
Los barrios se nominaban en mis tiempos,
El de arriba, el de abajo y el del centro,
Reuniendo ancestros de todos los colores...
En las fiestas pueblerinas nos reuníamos algunos años,
Corralejas, los primos y ruletas en la plaza de la iglesia,
El club privado con cuatro paredillas y un piso sin terminar,
Servía de tarima, ufanando unos cuantos de la sangre azul que se reunía...
Las calles polvorientas en las noches estrelladas,
Las terrazas llena de mecedores y vecinos en cada anochecer,
La luna brillaba iluminando y haciendo sombras en el andar,
Las sombras de un recuerdo de años ya vencidos...
Dos calles principales recorrían de norte a sur,
Dividiendo estratos, tradiciones y familias,
Pero el nombre y apellido se levaba en cada frente de las memorias vividas,
De las generaciones que cansadas repetían cuando te reconocían...
Tú eres el hijo de fulano, aquel que se casó con la sobrina
De la niña Rosa que vivía en la otra esquina,
Recuerdos que se apagaban al crecer las nuevas castas,
O se aumentaban y adulaban como historias sagradas
Acumuladas de persona en persona por familia...
En el centro del pueblo la plaza con la iglesia y la alcaldía,
Servía de reuniones en el nombre de su Santa Lucía,
Diciembre, vacaciones de la escuela, a tomar trago
Y novias o novios se conseguía,
Era la usanza aprendida y se repetía,
De los padres, abuelos y tatarabuelos,
Conformando el cuadro que la memoria revivía...
Cuarenta años hace casi que estos pies esas calles no recorren,
Ni el viento suave que hacía subir el polvo se ha sentido,
Sin saber si la luna ilumina igual que antes,
Y si caminaba las calles, ¿me reconocerían?
¿Podrían reconocer la sangre de mis padres y los abuelos,
El pelo canoso y el color de una piel cambiada con los años,
Sabrían de mi historia los nuevos rostros desconocidos,
O sería que la tecnología habría asumido y borrado de la historia,
Nombres, apellidos, chismes y verdades olvidadas?
Al regresar esas memorias pocas consagradas,
Dudaba la razón de cuál guardar,
Si unas nuevas al visitar otra vez esos entraños,
O las vividas que formaban parte de mi pensar...
En el pueblo de la familia Angulo,
Un arroyo recorría la ribera del camino de la entrada,
Los barrios se nominaban en mis tiempos,
El de arriba, el de abajo y el del centro,
Reuniendo ancestros de todos los colores...
En las fiestas pueblerinas nos reuníamos algunos años,
Corralejas, los primos y ruletas en la plaza de la iglesia,
El club privado con cuatro paredillas y un piso sin terminar,
Servía de tarima, ufanando unos cuantos de la sangre azul que se reunía...
Las calles polvorientas en las noches estrelladas,
Las terrazas llena de mecedores y vecinos en cada anochecer,
La luna brillaba iluminando y haciendo sombras en el andar,
Las sombras de un recuerdo de años ya vencidos...
Dos calles principales recorrían de norte a sur,
Dividiendo estratos, tradiciones y familias,
Pero el nombre y apellido se levaba en cada frente de las memorias vividas,
De las generaciones que cansadas repetían cuando te reconocían...
Tú eres el hijo de fulano, aquel que se casó con la sobrina
De la niña Rosa que vivía en la otra esquina,
Recuerdos que se apagaban al crecer las nuevas castas,
O se aumentaban y adulaban como historias sagradas
Acumuladas de persona en persona por familia...
En el centro del pueblo la plaza con la iglesia y la alcaldía,
Servía de reuniones en el nombre de su Santa Lucía,
Diciembre, vacaciones de la escuela, a tomar trago
Y novias o novios se conseguía,
Era la usanza aprendida y se repetía,
De los padres, abuelos y tatarabuelos,
Conformando el cuadro que la memoria revivía...
Cuarenta años hace casi que estos pies esas calles no recorren,
Ni el viento suave que hacía subir el polvo se ha sentido,
Sin saber si la luna ilumina igual que antes,
Y si caminaba las calles, ¿me reconocerían?
¿Podrían reconocer la sangre de mis padres y los abuelos,
El pelo canoso y el color de una piel cambiada con los años,
Sabrían de mi historia los nuevos rostros desconocidos,
O sería que la tecnología habría asumido y borrado de la historia,
Nombres, apellidos, chismes y verdades olvidadas?
Al regresar esas memorias pocas consagradas,
Dudaba la razón de cuál guardar,
Si unas nuevas al visitar otra vez esos entraños,
O las vividas que formaban parte de mi pensar...
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