Matrimonio Gay, ¿Porqué No? ©
Ben
Bustillo – Prohibited its reproduction
Los cinco
razonamientos indicadores que facilitarían su aprobación serían:
constitucional, religioso, amor, sexual y moral. Son básicamente los puntos de
vista bajo el cual se tendría que estudiar las posibilidades de dar un derecho
que merece la comunidad gay.
Constitucional: El hombre para vivir en sociedad en sus
períodos de liberación de culturas o ideologías presionadas por otros países
reconoció la diversidad humana y decidió establecer un principio que le
permitiera la convivencia dentro de las variadas formas de compresión del
universo. Por ese motivo grupos de libertadores de cada nación, escribieron una
constitución creando derechos iguales para todos los habitantes residiendo
dentro de su territorio geográfico conformado por una nación disímil.
El brindar las
mismas oportunidades y protecciones a todos los súbditos fue uno de los puntos
de acuerdo. Sabiendo que todos partían de diferentes formas de pensar y actuar,
quienes redactaron las constituciones tomaron como referencia principal
proteger sus comunidades de abusos similares de los cuales se estaban
liberando.
Es claro que con la
escasez de información de nuestras generaciones anteriores no pensaron en
salvaguardar los derechos de estas comunidades; y además, porque los puntos de
vista religiosos pesaban más de lo que ellos pudiesen interpretar como iguales
a los que ellos buscaban para sí mismos.
El tabú impuesto,
la marginalización, el rechazo y burla a que se sometían a estos grupos, los
reducía al escondite o una vida secundaria ante los demás. Eran relegados
aquellos que se atrevían a revelar sus inquietudes.
Pero la
constitución dijo que la protección y derechos eran para todos y no dijo
excluimos a estos individuos. Por lo tanto es su derecho y se les deber dar la
protección que la educación nos ha brindado a muchos para entender que es bien
merecido.
Religioso: La religión es algo que escogemos para
nosotros y nuestras familias. Criamos nuestros hijos con las ideas a que
nosotros nos acoplamos pensado que es lo mejor para ellos. Algunos cuando
adultos, decidimos dejarlas completamente o cambiarlas hasta que encontremos
los puntos de similitud con lo que hemos aprendido o recogido durante nuestro
proceso de crecimiento.
Todas las
religiones están basadas en libros que consideran sagradas sus escrituras
conteniendo leyes administrando las interpretaciones que varias ramificaciones
han optado declarar como regidoras de sus vidas.
Hay reglas de
convivencia, mandamientos y prohibiciones. Pero no podemos escoger las que nos
convenga para establecer una definición. Las contradicciones dentro de los
capítulos de esos libros son tan frecuentes y sus interpretaciones no pueden
convertirse en las ejecutoras de toda la humanidad. El intentar hacerlo
convierte a un seguidor inmediatamente en fanático y repetidor de una
convicción sin interpretarla personalmente. Al pensamiento hay que dejarlo
extenderse con investigaciones que permitan reconciliarlo con la actualidad que
el mundo vive. Si prefieren escoger que el hombre es creación de Dios y no ha
evolucionado, al menos deben aceptar el hecho que el pensamiento sí evoluciona.
Simple ejemplo, no
discernimos igual ahora que tenemos más edad que cuando éramos más jóvenes. Tan
facilito como está escrito. No hay que dilucidar esta idea por largo tiempo
para comprender que ninguna religión puede condenar un acto físico que el
cuerpo pide y entiende como lógico para su propio desarrollo. No hay nada moral
en la manifestación del amor ni en la manifestación física de ese sentimiento.
No puede haber.
Cuando se acepta
como contradictoria esta expresión es porque nuestro pensamiento ha aceptado
este hecho dogmáticamente. No cabe otro raciocinio dentro de este parámetro.
Alguien tiene que decirles que es aceptable, porque la misma compasión que se
tiene hacia otras cosas en nuestras vidas, es hora de mostrarla hacia estos
individuos sin que nuestra convicción religiosa predomine en nuestra
disposición de suavizar nuestra comprensión hacia estas comunidades.
Amor: Pienso que la mejor forma de definir
homosexualidad es diciendo que no es con quien se practica la vida sexual, sino
con quien te puedes enamorar. La imposibilidad de la comunidad gay de
enamorarse de alguno de su sexo opuesto debe ser el puente de entendimiento
para los que se autodenominan “normales”.
Para mí, todos
somos normales sin distinciones físicas. Lo que nos hace diferentes es como
desarrollamos y exteriorizamos nuestra inteligencia. El amor es un sentimiento
que repetimos diciendo que es ciego cuando las parejas son del sexo opuesto.
¿Cómo es que no es para ellos lo mismo también? ¿Con una persona de su mismo
sexo? Son reacciones eléctricas y químicas difíciles de controlar cuando
suceden.
El amor cuando se
puede sentir es bello, no discrimina ni razona algunas veces. Es fluido,
espontáneo, natural, exigente, respetuoso, amable, hermoso, caritativo y muchos
más apelativos se le pueden añadir. Y muchos de ellos están definidos como
virtudes en los libros religiosos. La única diferencia es que algunos los
sentimos por alguien del sexo opuesto, y otros lo sienten por seres de su mismo
sexo. ¿Dónde está el problema?
Sexo: Es la manifestación física del amor,
dicen algunos. Yo discrepo con esta ilustración. El amor es un sentimiento espiritual.
El sexo es una necesidad física y animal. Como el comer, tomar agua. El cuerpo
requiere descargar estas urgencias de la misma manera que lo hace con otras
exposiciones animalísticas.
La gran mayoría lo
hacemos con el sexo opuesto con la naturalidad emergente que fluye en el
cortejo. ¿Qué pasaría si uno de eso “normales” decidiera hacer el amor con
alguno de su mismo sexo? ¿Lo podría hacer? Muchos gays - tratando de encontrar una definición similar
a la de sus hermanos, amigos o quienes se encontraran a su alrededor
presionando a que lo hiciera - descubren que no lo pueden hacer. Es
contranatural para ellos. Es así de sencillo, no pueden tener relaciones
sexuales con el sexo opuesto, como lo es para la gran mayoría de nosotros de no
poder hacerlo con el mismo sexo. Nuevamente, ¿dónde radica el problema?
Moral: La tenemos todos; heterosexuales ó
homosexuales. Y de todas las capacidades y tamaños. Pero esto es innato y desarrollable a medida que asimilamos
reglas de convivencia y expresiones sociales. La religión no define una
moralidad. La perpetúa como una norma de vivencia dentro de su núcleo
religioso; pero es solo aplicable entre ellos y no se puede generalizar a todos
los conocimientos del ser humano.
Concluyendo, a la
comunidad gay se les debe dar el derecho constitucional de manifestar su amor
sexual libremente por medio de un matrimonio, porque su moral se los exige.
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