Diez Razones de Porqué Necesitamos la Paz ©


Ben Bustillo – Prohibited its reproduction

               I.      Económicamente es la primera respuesta, no solo porque el país la necesita para consolidarse como nación líder en Suramérica, sino porque también solidificaría a Venezuela y Ecuador al ejemplarizar la pluralidad política tan necesitada para la evolución del hombre y porque vira también hacia las direcciones de naciones europeas que sobreentienden la diversidad del pensamiento.
             II.      Los presupuestos elevados de las fuerzas armadas colombianas no se necesitarían  a los mismos niveles y esos ahorros serían utilizables y canalizados dentro de la economía nacional.
            III.      Porque los gobiernos se corrompen estableciendo clases dirigentes y de riquezas impidiendo una mejor educación a las otras clases y engrandece la pobreza. Al hacer esto, permite una clase criminal que se disfraza de “guerrilla” para dizque luchar por la igualdad social, cuando en realidad lo que hacen es establecer sus propias normas para enriquecer sus propias arcas. Al darse la paz, se elimina el fenómeno de las susodichas guerras y sus aparentes necesidades. También daría oportunidades a las clases de acuerdo a sus capacidades individuales, y su disponibilidad se harían accesible en todas las ramas económicas.
         IV.      Se termina la narcoguerrilla. Una de las fuentes de financiamiento que tienen los insurgentes es precisamente el narcotráfico aunque lo nieguen. El negocio de la droga es de otro dominio y para otro artículo. Pero debe estar en la mesa de negociaciones el que entreguen sus rutas y contactos para quien siga después comience de cero. No crean que el negocio desaparecería, y por eso la legalización debe ser contemplada por los gobiernos latinoamericanos como una solución a los conflictos criminales. Con las ganancias de este negocio ilícito (de boca para afuera, porque sus tentáculos han tocado todas las esferas sociales) es que financian sus gustos - por supuesto, y que no los tienen baratos - y la compra de armas é influencias a diferentes niveles en el gobierno colombiano y alguno de los aledaños.
           V.      Finiquitaría el secuestro de niños que terminan sirviendo en sus ejércitos lo mismo que la prostitución infantil de las niñas que también secuestran. Las enfermedades producto de esos abusos, la malnutrición de estos soldados, la formación de criminales donde algunos terminarían luego de ejecutada la paz en bacrim, otros reinsertados a la sociedad civil.
         VI.      Los secuestros se disminuirían casi en su totalidad y las muertes innecesarias se reducirían a las causadas por los crímenes comunes. No más ataques incendiarios a los pozos petroleros ni a las torres eléctricas. No habría más ataques con carro bombas, ni burros o bicicletas dentro de las ciudades.
        VII.      Las minas en los campos serían historias del pasado y deberían ser involucradas como parte de las negociaciones para que revelen los sitios minados con todos los detalles necesarios para su limpieza.
      VIII.      Para que los campos, los mares y sus carreteras vuelvan a ser como antes del conflicto cuando se mezcló con las drogas; pacíficas, viables sin necesidad de temores. Los desplazados podrían volver a sus terruños y vivir de la misma forma en que vivieron sus antepasados.
         IX.      Los policías y militares no serían vejados ni humillados porque el secuestro no existiría más al terminar las confrontaciones en las selvas colombianas. Las poblaciones indígenas recobrarían sus principios y libertad de expresión de sus costumbres sin necesidad de huir o tener que vivir en el medio de los conflictos originados por adversarios que no son de su incumbencia.
           X.      Para que sirva de puente a Uribe y Pacho Santos (algo en el momento utópico) y encuentren los puntos de integración que les permita razonar que quien tiene la dirección del país es el presidente, y se llama Juan Manuel Santos.

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