Prostitución Política ©
Ben Bustillo –
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Partiendo de la
premisa de que los partidos políticos colombianos carecen de identidad propia y
que son generadas más por idolatrías a personajes con siniestras raíces que por
ideologías, no queda más por decir que en el revoltijo actual lo que se viene
no es más que la prostitución política de los caciques tradicionales en todas
las regiones del país.
Al no haber pureza
dentro de las corrientes heterogéneas gobernando la nación, y aunque la fuga de
capital de votos está prohibida dentro de los estatutos de cada inclinación filosófica, el tránsfugo, la
fusión y terminación de algunos partidos es eminente para las próximas
elecciones conllevando los cambios que se necesiten a cualquier nivel
disciplinario.
Los conservadores y
el partido de la U están divididos, no en creencias, sino en seguimiento de
liderazgos: gobiernistas (santistas) y soñadores (uribistas.) De la única forma
que Uribe podría ejercer la presidencia nuevamente sería bajo un títere (tiene
historial con lo que le pasó con Santos y eso lo tiene receloso) o bajo una
dictadura militar (imposible de suceder en Colombia.) No hay corte jurídica ni
constitucional que lo permita, y además jamás obtendría el número de votos que
tuvo en sus pasadas elecciones. Los únicos seguidores con que él ahora cuenta
es el de los retrógrados religiosos conservadores extremistas, que no son
suficientes.
La U está en las
mismas condiciones que el partido conservador. Una división profunda que lo
único que se le puede vaticinar sería o una fusión con Cambio Radical - pero el
peso político no es suficiente para una reelección presidencial o una
presidencia de Vargas Lleras - o la fusión de ambas ramas, U y Cambio, con el
partido liberal, lo que tendría más sentido en término de votación.
El partido liberal,
quien actualmente representa una estabilidad organizacional, obtuvo más de 2
millones y medio en las elecciones para el Senado del 2002, casi un millón y
medio en el 2006, y más de un millón setecientos mil en el 2010. Asumiendo que
continuara en una línea ascendente debido a su consistencia y representaría una
votación de dos millones aproximadamente para las elecciones del 2014.
Si el partido de la
U se divorciase y asumiendo nuevamente que se repartieran los bienes
equitativamente entre los esposos Uribe – Santos a cada uno le tocaría un
millón trescientos noventa y seis mil cuatrocientos setenta y dos votos, (de
acuerdo a los resultados de las votaciones por el Senado del 2010) cantidad
disponible para negociar a cada uno de los ex esposos.
Cambio Radical
obtuvo un poco más de ciento dieciocho mil votos en el 2002, más de un millón
doscientos mil votos en el 2006, y casi novecientos mil en el 2010. Pongamos
que para el 2014, Cambio Radical contara con un millón de votos debido a la
popularidad de Vargas Lleras en el Ministerio de Vivienda.
Si se fusionaran
los tres partidos, Liberal, la parte de la U que le correspondería a Santos en
su divorcio con Uribe, y Cambio Radical, les daría una fuerza de votos de un
poco más de cinco millones de votos, suficientes para que en la repartición de
curules les tocaran aproximadamente un poco más de 50, basado en los cálculos
usados en las elecciones del 2010 publicados pro la Resolución No. 1787-10 CNE,
que sería la mitad de los 100 asientos asignados. Y esto es sin contar con las
disidencias del partido conservador que podrían unirse al partido de la U antes
de su fusión con el partido Liberal.
Eso significaría
que Santos o Vargas Lleras contarían con la mayoría en el Senado, ya que el
partido conservador quedaría fragmentado y quizás con unas posibles 17 curules;
Uribe, con su tal partido difamatorio Centro Democrático, que ni personería
jurídica tiene todavía, (no sé porqué seguimos llamando Partido Político a esta
patraña) contaría con otras 15 a 20 (y probablemente menos); los demás
partidos, si sobreviven el cierre de los prostíbulos, les quedaría el resto.
Las elecciones
presidenciales ya sea Santos el candidato o Vargas Lleras como plan B,
necesitan un mínimo de seis millones de votos para ganarlas. Ninguno de los
otros candidatos en el sonajero tiene la capacidad de dicho movimiento masivo.
Pacho, como se autodenomina, no ha realizado todavía el mal que le está
haciendo a la nación, y peor a sí mismo, cavando su propia sepultura política.
No tiene ni la talla presidencial, ni las agallas que requiere un puesto de
estos. Aunque podría ser claramente el títere de Uribe, pero no es tan “Santo”
de su devoción. Si lo fuese, ya lo hubiera hecho público.
Creo que Santos
debiera correr con un vicepresidente costeño, ya que las proyecciones
económicas de la costa para los próximos veinte años, son suficientes para
proyectar nacionalmente personajes de la región. El General Naranjo es la
persona indicada para la cartea de la defensa. Tiene las experiencias en el
ejército y figura internacional para lidiar con el crimen. Pero lo más probable
que quien acompañe a Santos para la vicepresidencia, sea Vargas Lleras.
Los prostíbulos
políticos abiertos actualmente están en el ocaso del cierre de sus puertas; los
proxenetas en sus reuniones acechan como aves de rapiñas los cadáveres
políticos producto del remezón vaticinado por las trompetas de los dioses
heráldicos, confabulando sus próximas conspiraciones criminales para continuar
con la explotación de las rameras gratuitas a cargo del erario nacional.
Un nuevo horizonte
se aproxima con el torbellino polvoriento de la desértica cúpula poderosa
encargada de las distribuciones territoriales; nuevos nombres sin taras
paramilitares o narcotráfico (dificilísimo de encontrar) dispuestos a vender
sus túnicas ideológicas por 30 dracmas suenan en los riachuelos de las diversas
corrientes; en la caída del prostíbulo político abierto con su nombre manchado
por las podredumbres de sus participantes, los cabecillas discuten el nuevo
nombre con que quieren denominar sus nuevas cantinas y casas de citas,
revirtiendo a las mismas ideas del pasado, y continuando siempre con la
tradición, en conjunto escogen el nuevo nombre de su prostíbulo: Elecciones
2014.
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