Colombia, en guerra civil conceptual ©


Ben Bustillo – Prohibited its reproduction

Las elecciones presidenciales del 2014 han abierto una incertidumbre conceptual en el futuro político de la nación: ¿se dirige a la guerra o a la paz?
Colombia tiene un Chávez derechista manejador de masas identificados con un pensamiento bélico: Uribe. El egoísmo y el inmenso amor por el poder de sentirse redentor y adorado por las muchedumbres ciegas y necesitadas de palabras alentadoras, aunque sean mentiras y calumnias, sobreponen el ego de este individuo coronado y protegido como si fuera uno de los más temidos de una hampa mafiosa.
Santos es simplemente la oportunidad de lograr un arreglo con la guerra interna de las guerrillas tan viejas como una generación que va en su último camino hacia la tumba del olvido dejando la pesadumbre de la continuidad del conflicto aún mayor, si el poder volviera a quedar en las manos de Uribe. Porque digan lo que digan, Zuluaga no es el continuador de sus ideas; es su títere aunque lo niegue pelando los dientes.
La segunda vuelta presidencial merodea la esquina; y con los votos contados de la primera ronda, la encrucijada abre puertas a una incertidumbre; pero también despliega las de las maquinaciones conspiratorias, refuerza las manipulaciones concertadas anteriormente a este primer encuentro que van en camino a determinar los valores emocionales del país en los próximos cuatro años.
Lo cierto es, que existe una división ideológica en la nación; y el lanzamiento a las presidenciales de los otros partidos políticos, no es sino armas para lograr una mayor parte del próximo presupuesto del erario colombiano. Ese es el nombre del juego. Quizás esa fue una de las alianzas de Uribe con Pastrana al empujar al partido conservador que se lanzara con su propio candidato, para ahora tener mayor poderío y tratar de negociar una tajada mayor de lo que ellos denominan “mermelada”, algo que es tan esencial en todos los gobiernos del mundo. Al pueblo, lo hipnotizan haciéndolos pensar que pueden gobernar sin utilizarlo. En Estados Unidos el Presidente Obama trató de reducir el “pork barrel” y no lo pudo lograr. Es imposible. Es parte de la conspiración para formar un gobierno.
Las negociaciones para nuevas alianzas comenzaron una vez el conteo de los votos terminó. Los votos en juego son los del partido conservador, el Polo y Alianza Verde. El total de estos votos es de 5.016.480.
Zuluaga (léase Uribe) ganó la primera ronda con 3.758.481; Santos quedó de segundo con 3.296.298. La diferencia es fundamental. Es más probable una unión entre Alianza Verde y Polo con Santos que con el Centro Democrático; el partido conservador, es harina de otro costal.
Las ideas derechistas de Uribe (Zuluaga) son más afines al partido conservador; pero hay demasiados conservadores en contra de las directivas pastranistas del partido, especialmente en la costa caribe o atlanticense, como se decía en mis tiempos. Además, forman parte del actual acuerdo gobernante. Si hubiese una salida salomónica, como la del CNE y se dividieran los votos en partidas iguales, sería la única forma que Santos pudiese ser reelegido. De otra forma, el nuevo gobierno estaría conformado y dirigido con un sentido bélico.
Las guerras sucias de los partidos mayoritarios, Centro Democrático y Unidad Nacional en esta primera vuelta, han removido cenizas de generaciones en tumbas celestiales y demoníacas. Si esta nueva ronda por venir sigue el mismo ritmo, a lo mejor se destapan secretos de uniones amorosas entre los participantes que una vez estuvieron de manos unidas, y hasta en la cárcel terminen algunos de ellos.
El partido conservador, vuelve a tener las riendas de las elecciones. Y a lo mejor - quién dice que no - detrás del telón, están todos los participantes tomando café burlándose del pueblo y frotándose sus manos y contando el billete que les va a venir una vez escojan el próximo presidente colombiano. Desde fuera de la barrera, ¡a su salud!

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