Hillary Clinton, de esposa a heredera del trono ©
Ben
Bustillo – Prohibited its reproduction
El mundo está cambiando con su perspectiva de compresión al ser humano.
Especialmente, en Estados Unidos, donde por dos períodos presidenciales ha sido
gobernado por una persona de color, el matrimonio de personas del mismo sexo es
reconocido a escala federal, el valor medicinal de la mariguana ha sido
aceptado en varios estados, como recreación en dos estados, el Departamento de
Justicia no perseguirá los depósitos hechos en los bancos por los dispensarios
que la venden, la aceptación de los transgéneros y el tono con la tolerancia racial, ha disminuido a un ambiente
de aceptación. Y el más importante de todos para la mujer, el derecho al voto
aprobado por la decimonovena enmienda de la constitución en 1920.
Alrededor del globo territorial, el papel jugado por la esposa de
estadistas ha sido siempre pasivo y decorativo. Pero Hillary, ha roto todos los
estereotipos de ese rol rompiendo el récord y superando el puesto principal
impuesto por las normas sociales de ser la mujer detrás del esposo apoyando su
carrera, abriéndole paso de ser la simple esposa, a heredera del trono de la
presidencia de Estados Unidos, figurativamente hablando.
Su interés político empezó en la arena republicana cuando a sus 17 años
contribuyó con la campaña presidencial de Barry Goldwater en 1964, y en 1968,
después de escuchar un discurso de Martin Luther King, se pasó a las filas del
partido demócrata.
Luego de graduarse en la Universidad de Yale en Derecho con honores en
1973 y donde conoció a su esposo Bill Clinton, recorrió varios establecimientos
gubernamentales, como el Comité Judicial de la Casa de Representantes en 1974
durante el juicio contra Richard Nixon, y después se dedicó a dar clases en la
Universidad de Leyes de Arkansas, donde su entonces novio Bill, también
trabajaba.
Después de su matrimonio en 1975 ocupó su posición como Primera Dama del
Estado de Arkansas por doce años dedicando una parte de su tiempo a labores de
beneficencia a favor de los niños, y también en el consejo administrativo de
Wal-Mart y TCBY.
En 1993 llega a la Casablanca a ocupar su trono como Primera Dama, y
desde este comienzo en la co-presidencia del país (así decía Bill, que con
ella, la presidencia era ejercida por dos personas), quiso poner su grano de
arena tratando de reformar el sistema de salud con un plan tan complicado, que
al final no llegó a ser votado ni en el Senado o la Cámara de Representantes.
Pero ese fracaso no la desanimó, y optó por un rol más pasivo durante la
administración de su esposo por 8 años, incluyendo los duros y arduos momentos
vividos durante la época de Mónica Lewinsky.
Estos momentos fueron muy dramáticos para la vida matrimonial de los
Clinton, una familia que en sus propios términos había adquirido el inexistente
título de nobleza estadounidense. Era el aura política que se había extendido
en el ambiente político capaz de recolectar no solo votos, sino también
contribuciones monetarias de peso mayor. Quizás su decisión de permanecer
casado con Bill y perdonarle su infidelidad fue la razón que los consolidó en
esta posición de poder. Además, si Bill continuó con sus mañas conocidas, al
menos no fueron notadas.
Hillary no es la primera mujer que ha tratado de conseguir la presidencia
de Estados Unidos. Anteriormente a ella hubo una cantidad suficiente después de
Victoria Woodhull en 1872; después de ella siguieron Belva Lockwood, Laura
Clay, Grace Allen, Margaret Chase Smith, Charlene Mitchell, Shirley Chisholm, y
algunas más.
Lo que sí ha sido es la primera, Primera Dama, que ha sido elegida al
Senado, a la Secretaria de Estado y ser candidata a la presidencia de Estados
Unidos. Para las elecciones del 2016, aunque no ha confirmado públicamente que
tratará de representar al partido demócrata como aspirante presidencial, muchos
piensan que sus últimas entrevistas y con la publicación de su último libro,
“Hard Choices”, Duras Decisiones, y por el cual recibió un anticipo de 15
millones de dólares, está haciendo campaña y que pronto, después del nacimiento
de su nieto o nieta, lo hará público.
Sus contrincantes tienen un sinnúmero de razones por el cual piensan que
no será elegida presidente, o por lo menos las utilizarán para combatirla; como
que es lesbiana, su corazón duro de abogada, su actuación en Benghazi, que es
muy vieja, que sufrió un derrame cerebral, que el suicidio de Vince Foster fue
porque el romance de ellos dos fue descubierto, todos, rumores sin fundamentos,
pero utilizables en las campañas sucias a la que los políticos están
acostumbrados.
La división interna del partido republicano, las
constantes polémicas con los partidarios del partido del té, los enredos
mundiales, el cansancio de las promesas fallidas, el rumbo liberal que el país
está tomando y la gran posibilidad de ser la primera mujer estadounidense en
ser elegida presidente de la república, serán razones fundamentales que la
ayudará a tomar una decisión de aceptar la nominación presidencial por el
partido demócrata, y así poder heredar el trono que cree le corresponde, por
derecho propio.
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