Estación sin retorno ©
Ben Bustillo – Prohibited its reproduction Son las seis de la mañana y el despertador no sonó, pero el interno del cuerpo está acostumbrado hacerlo a la misma hora. Lo ha estado por los últimos cincuenta años convirtiéndolo en una costumbre rutinaria, como la es el de poner la alarma al reloj cada noche antes de irme a dormir a pesar de que sé que no la voy a necesitar. Creo que cuando no suena es porque olvidé ponerla la noche anterior, pero que más da. Al fin y al cabo voy a continuar haciendo lo mismo cada día al levantarme de la cama. Luego de ir al baño, preparo mi café y las medicinas para la presión. Estos médicos jóvenes que asignan los consultorios no creo que lean como recetar a sus pacientes. En el Internet encontré que era mejor dividir las medicinas durante el día para controlar la presión emitida por la Clínica Mayo. Por eso en la mañana tomo una, al medio día otra y al anochecer las últimas. Estas son mejores a esta hora, porque previene un ataque al corazón, q...